Amsterdam, capital de los Países Bajos. También conocidos por Holanda, si bien Holanda se corresponde a la región occidental de la nación. Es la capital del Estado, sin embargo el Poder Judicial y el Gobierno se encuentran en La Haya. Por toda la ciudad lucen banderas y el escudo con sus 3 X’s (XXX) en honor al apostol Andrés que fué crucificado en una cruz en forma de X. Además nos recuerda los tres grandes peligros que afectaron a la ciudad en su historia: la peste, las inundaciones y los incendios.
Etimológicamente tiene su origen por el asentamiento cercano al río Amstel donde su población levantó una presa (“dam” en neerlandés); de ahí deriva su nombre, al igual que el de otras poblaciones holandesas con origen en sendas presas para dominar el líquido elemento sobre el que se levantan los Países Bajos.
En esta civilización nuestra tan dada a poner etiquetas, a una ciudad llena de canales como es Amsterdam, “como no podía ser de otra manera” se la ha de etiquetar como “la Venecia del Norte”. Un repaso a mi artículo sobre La Serenissima para recordar mis sentimientos y opiniones encontrados sobre la ciudad italiana; y es que me repatea encontrarme con tantas “venecias”. Así, en esta ocasión, no tengo dudas de que prefiero la holandesa a la italiana, por mucho que adore al país transalpino.
El visitante tiene mucho donde ver, como la Casa de Ana Frank donde estuvo escondida de los nazis hasta su captura y donde capturaba en las líneas de su diario su día a día ahí recluida; las obras de arte del Rijksmuseum; la Oude Kerk o Iglesia Vieja, el edificio más antiguo de Amsterdam [ data de 1302 (primero católica y con la reforma protestante tras la pérdida de poder español pasó a ser calvinista) y, es irónico siendo como es una iglesia, se encuentra rodeada por toda la fantasía y erotismo del Barrio Rojo]; el Bloemenmarkt o mercado de las flores (o más bien bulbos y semillas); el molino de Gooyer (de 1725) donde tomarse una cerveza fabricada en sus entrañas; la iglesia católica clandestina de Amstelring, escondida en el ático de una casa;… o simplemente caminar y disfrutar de la ciudad, por ejemplo por el Barrio Judío, donde canales y tranquilidad se juntan de la mano…
… lo que me permite tomar la temperatura a la ciudad mientras degusto un plato en la terraza de sus pequeños locales mirando al canal, recomendación de una amiga enamorada de esta ciudad (gracias Maite). No se extrañe si en su mesa, habiendo espacio, se sientan a su lado. Aunque próximos y cada uno a lo suyo, es socialmente aceptado por lo limitado del espacio y, quien sabe, si se nos presenta una ocasión ideal para ampliar horizontes.
Puentes y canales de A’Dam.
El Barrio Rojo es una orgía temática, una explosión de libertad, buenrollismo, desinhibición, fiesta, contrastes… así te encuentras un local de una conocida marca de crema de chocolate frente a enormes miembros fálicos de goma, sin contar otros de carne y hueso que se ofrecen por la zona, bares y “coffee shops” (unos para tomar una copa y otros fumarse algo). Desde 1911 la prostitución es legal en los Países Bajos, aunque ya desde el siglo XVII aparece el concepto de escaparate donde las meretrices ofrecen sus servicios.
Multitud de placeres para el cuerpo, en el Barrio Rojo de A’dam.
Esto es lo más al norte que estaré en esta ocasión con la Vespa; toca ir ganando terreno hacia el sur rodando por sus pequeñas carreteras sobre canales del occidente del país y cruzando sus canales en ferry.
Pequeñas comunidades se van cruzando a mi paso mientras me voy acercando a R’dam, aunque mi destino final en esta etapa está a las afueras, en Kinderdijk. Diecinueve molinos que se encuentran alineados en dos filas paralelas, contruidos en 1740 con el objetivo de controlar el nivel del agua para evitar inundaciones. Una pena no disponer de un objetivo más capaz frente a paisajes para la cámara de fotos.
Hoy grandes motores en unos edificios cercanos realizan la misma labor electrónicamente mientras sus jóvenes ciudadanos disfrutan sin peligros dándose un chapuzón desde un embarcadero de la zona.
En el próximo artículo nos vamos hacia Bélgica…
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