Dentro de la fase de planificación, yo mantengo una actitud observadora. Libros, artículos en prensa física o virtual y, sobretodo hoy en día gracias a los comentarios y publicaciones que aparecen a diario en redes sociales, localizaciones e información de lo más variopinta y al gusto del consumidor.
Si me llama la atención, lo apunto; hago una captura de pantalla; me guardo el enlace web en una carpeta del ordenador (yo la llamo «viajes» y dentro de ella hay una cascada de subcarpetas por países y regiones) y; en su mayor parte, lo geolocalizo en Google Maps con enlaces, un resumen y una fotografía que me ayude a identificarlo (acceso que llevo conmigo en todo momento en el móvil).
De esta manera, cuando esté planificando un viaje o si mis pasos me llevan hacia cierta zona, sabré en todo momento si en las inmediaciones se ubica algo de mi interés por el que desviarme y dedicarle mi atención.
Es un hábito que recomiendo a todo el mundo porque, seas viajero en mayor o menor medida, es una forma de viajar muy enriquecedora, culturalmente hablando. Por no incidir más en lo práctico y aprovechable del asunto si eres del club de los viajeros empedernidos.
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